Práctica de laboratorio: reacción de saponificación

La reacción de saponificación es la reacción que permite la fabricación del jabón. Mediante la hidrólisis de un éster con una base fuerte (NaOH o KOH) se obtiene una sal sódica y un alcohol (glicerina).

Desde hace miles de años se utilizan las grasas para la fabricación de este producto. Aunque está creciendo el interés por la fabricación de jabón casero, es una práctica que está en desuso en nuestra sociedad. Hace unos años era habitual que en los hogares se utilizase el aceite usado para obtener jabón. El vertido de un litro de aceite contamina 1000 L de agua. Por tanto, la fabricación de jabón casero es una forma de transformar un residuo contaminante en un producto no contaminante y muy económico.


Jabón de aceite de oliva usado e hidróxido sódico tras el proceso de curado.

En función de los reactivos que se empleen y de las proporciones de los mismos, se puede utilizar para las manchas de la ropa, limpieza de suelos e incluso para uso personal. Por otra parte, el subproducto de la reacción, la glicerina, es un compuesto muy utilizado en la industria cosmética.

Es un proceso que implica cierta peligrosidad ya que se necesita hidróxido sódico o potásico, compuestos muy corrosivos. Por ello, este proceso debe llevarse a cabo en una zona ventilada, con extremo cuidado y medidas de protección. No se deben usar lentes de contacto en el laboratorio (se deben llevar gafas graduadas) y se recomienda el uso de gafas de protección para evitar quemaduras en caso de salpicaduras. Se debe ser muy cuidadoso en la manipulación de las bases fuertes. Si se sufre una quemadura, se debe lavar inmediatamente con agua fría y acudir al médico. En cualquier caso, se deben seguir en todo momento las normas de seguridad del laboratorio.

Para más información: Práctica de laboratorio. Reacción de saponificación. Fabricación de jabón